Los videojuegos, al igual que cualquier software de computadora, pueden sufrir de errores de programación o de diseño. Uno de ellos son las llamadas kill screen o "pantallas de la muerte", que impiden a los jugadores continuar con la partida. Y sin duda, la más célebre de aquellas es Pac-man Bomb.
Las "pantallas de la muerte" eran comunes durante los ochentas, en la llamada "Edad de Oro" de las Salas de Juegos. En esa época, la mayoría de los juegos fueron escritos con la intención de continuar hasta que los jugadores perdieran todas sus vidas -y por ende, mucho antes de alcanzar los límites numéricos del código del programa; límites impuestos, a su vez, por las limitaciones del hardware de las primeras máquinas.
En días pasados, el blog del 8 Bit Central recordó que en Pac-man (Namco, 1980) el contador de nivel de juego -encargado también de dibujar las frutas- trabajaba bajo la lógica: "tomar el número de nivel y restar uno; y luego dibujar una fruta".
Al tener apenas 8 bits, y por ende trabajar el sistema binario, el contador podría almacenar un máximo de 256 valores distintos (entre cero y 255). Cuando el juego llegaba al nivel 256, el valor volvía a cero... provocando una anomalía matemática del tipo "0-1 = 255". Este "desbordamiento" de la memoria traía como consecuencia que la rutina de dibujo del tablero combinara datos como si fueran gráficos.
El resultado: la mitad derecha de la pantalla del nivel 256 no muestra el consabido laberinto ni las pastillas, sino un entramado de símbolos y letras. Aun si el jugador se daba maña para comerse todas las pastillas visibles, el programa asumía que todavía faltaban más para completar la etapa. Se estima que, de esta manera, muchos jugadores perdieron hasta seis horas de juego ininterrumpido...
Cabe recordar que a fines de noviembre de 1999, el empresario estadounidense Billy Mitchell -por entonces, campeón del juego con 3'333,360 puntos- ofreció una recompensa de 100 mil dólares al primero que pasará al nivel 257 antes del 1 de enero del 2000. El hecho debía ser validado por Walter Day, cronometrador en jefe de Twin Galaxies, la compañía responsable de verificar y registrar récords mundiales vinculados a los juegos de video. Y es que existe una controversia respecto a Jeffrey R. Yee, quien en 1982 recibió una carta de felicitaciones del presidente norteamericano Ronald Reagan por -supuestamente- haber acumulado 6'131,940 puntos en el "comecocos".
Por último, al final de los créditos de la pelicula Wreck-It Ralph (o Ralph El Demoledor, en América Latina) se muestra el consabido castillo de Disney pero con el error de la pantalla del último nivel de Pac-Man.